Radiografías dentales en niños: cuándo y por qué son importantes en ortodoncia
Como ortodoncista, una de las preguntas más comunes que recibo de los padres es:“¿Mi hijo necesita una radiografía dental?”
La respuesta es: no siempre… pero en el momento adecuado, puede marcar la diferencia entre un tratamiento sencillo y uno mucho más complejo.
¿Qué nos muestran las radiografías que el ojo no ve?
Las radiografías dentales, como las panorámicas, nos permiten ver mucho más allá de la sonrisa de tu hijo. A simple vista, sus dientes pueden parecer perfectamente alineados, pero debajo de las encías puede estar ocurriendo algo que pasará desapercibido… hasta que sea más difícil de tratar.
Con ellas podemos detectar:
Dientes retenidos (que no han salido cuando deberían).
Dientes extra o supernumerarios.
Problemas de espacio que impedirán la erupción correcta.
Caries ocultas entre dientes.
La posición y desarrollo de dientes permanentes.
¿Cuándo se indica una radiografía?
No es necesario hacer una radiografía en cada cita de control.
En ortodoncia infantil, las indico en momentos clave, por ejemplo:
Cuando hay retraso en la caída de dientes de leche.
Si un diente permanente tarda demasiado en aparecer.
Cuando hay desviaciones en la mordida o falta de espacio visible.
Antes de iniciar un tratamiento de ortodoncia para planificarlo correctamente.
En algunos casos especiales, también recomiendo una tomografía 3D para obtener una visión más detallada, siempre cuidando que la exposición a radiación sea la mínima necesaria.
Un ejemplo claro: el incisivo retenido
Imagina que tu hijo sonríe y todo parece normal, pero en la radiografía descubrimos que uno de sus incisivos permanentes está retenido en el hueso. Detectarlo a tiempo nos permite planificar su erupción y evitar que afecte a otros dientes.
La importancia del diagnóstico temprano
Las radiografías son una herramienta de prevención. Con ellas, podemos actuar antes de que el problema sea visible y, muchas veces, evitar tratamientos más largos, complejos o costosos.